“¡Dame Afrodita, la posibilidad de ser
capaz de
sentir el amor que es un deseo continuo
por la belleza
y haz que ese deseo haga de mí, como decía
Sócrates,
un hombre sabio y un hombre bueno...!”
Fernando Rísquez (1983)
Esta
semana se celebra el día del Amor y la Amistad y por eso dedico a mi Familia y
Amigos, muy especialmente a mi Amigo-Hermano Adrián Cottín este escrito, por el
inmenso valor que otorgo a su Amor y Amistad.
(Mylene
F. Rivas R., 2017)
Comienzo este escrito con una
pregunta: ¿Qué es ser Amigo? Algunas personas hablan de justicia, otras de
fidelidad; a mí, particularmente, me gusta observar la Amistad desde el Amor. “Nada
más perfecto que el Amor”. Desde un amor que albergue comprensión o, sin negarme a mi mismo, en
lenguaje psicológico, Empatía. Empatía, etimológicamente hablando, significa Em
= Juntos, patía (pathos) = camino (ponerse en el lugar del otro); lo cual se traduce como: recorramos juntos
el mismo camino. No camines delante de mí, porque quizás no pueda seguirte, no camines detrás
de mí, quizás no sepa guiarte; camina a mi lado para acompañarnos y ser amigos. Amor es
comprender al Otro, como legítimo otro, ese otro quien proviene de unas experiencias,
cultura y vida diferentes y, aun así, es valioso, porque todo es un aprendizaje,
las verdades absolutas no existen, todo depende del tipo observador que seas y desde el cristal que observes.
Es decir, cada quien desde sus propios valores, desde su paradigma, genera su
propia vida y es su hermoso derecho.
Amar la vida del otro, no es
fácil, pero es necesario, el único control que se debe ambicionar es el propio, por eso la comunicación, en continua retroalimentación, es tan importante.
En muchas investigaciones de corte humanista o existencialista se ha tratado de
alertar sobre esta problemática, sin embargo las mismas -en la mayoría de las
oportunidades- se han dejado a un lado por calificarlas de poco científicas,
siendo así contraatacadas por lo mismo que cuestionan. Uno de estos autores es
Erich Fromm.
Fromm estableció que la esperanza
es un elemento vital en el espíritu del hombre (Fromm, 1980; p. 24) y que esa
esperanza de vida debe dirigirse hacia "...el amor y el trabajo compartido
y emplear su libertad para construir una sociedad mejor" (Fromm citado por
Hall y Lindzey, 1975; p. 25). En esta
comunión se puede lograr una nueva sociedad, ya que la actual no satisface las
necesidades del mismo. Esta nueva
sociedad planteada por Fromm y que se manifiesta como ideal, él mismo la define
como:
"Una sociedad en cuyo ámbito el hombre se une amistosamente al
hombre; en la que consolide su arraigo mediante vínculos fraternos y
solidarios... una sociedad que le ofrezca la posibilidad de trascender su
naturaleza a través de la creación, no de la destrucción; en cuya esfera
cada individuo adquiera la noción de sí mismo sintiéndose regido por sus
propios poderes antes de por conformidad alguna; en la cual, sin necesidad de
que el hombre distorsione la realidad ni rinda culto a ídolos, exista un
sistema, de orientación y devoción". (Fromm citado por Hall y Lindzey,
1975; p. 29).
Así difundiríamos el esquema de
ese ideal, al detallar como puede ser humanizada nuestra sociedad tecnocrática
actual. Cabe resaltar que Fromm está
influenciado por el marco histórico social de
la Alemania de Postguerra,
esto enfatiza su criterio humanista-social.
La sociedad -según él lo veía- debería cambiar de necrófila-tecnocrática a biófila-humanista.
Ahora cabría preguntarnos: ¿qué es necrofilia? y ¿por qué es necrófila
la sociedad actual? Fromm mismo lo
explica de la manera siguiente:
“La persona necrófila es movida por el deseo de
convertir lo orgánico en inorgánico, de mirar la vida mecánicamente, como si
todas las personas vivientes fuesen cosas... tener, y no ser, es lo que
cuenta... Ama el control, y el acto de controlar mata la vida". (Fromm,
1986; p. 40). En consecuencia la
sociedad a la cual pertenece este tipo de hombre es por ende necrófila en
esencia, ama la muerte, odia la vida, por lo general, inconscientemente.
Ahora bien, ¿de dónde surge esa
necrofilia? Fromm plantea el problema de la propia
existencia del ser humano: "el hombre ha salido de la naturaleza, por decirlo así, y aún
está en ella; es en parte divino y en parte animal, en parte infinito y en
parte finito" (Fromm, 1976; p. 28).
Es en esa contradicción es que subyace toda la problemática ya que la misma
situación humana está implícita en las condiciones donde se desarrolla la
existencia del hombre. Así, establece
que: "La
necesidad de encontrar soluciones siempre nuevas para las contradicciones de su
existencia, de encontrar formas cada vez más elevadas de unidad con la
naturaleza, con su prójimo y consigo mismo, es la fuente de todas las fuerzas
psíquicas que mueven al hombre, de todas sus pasiones, afectos y
ansiedades". (Fromm, 1976; p. 28)
La mera satisfacción de
las necesidades básicas del hombre -comer, dormir, beber, sexo, etc.- no son
suficientes para que éste se sienta plenamente humano, sus metas van más allá
de lo posible; es aquí donde surge la imagen de la divinidad en lo primitivo
simbólico o en la naturaleza, como el poder mágico que se despliega y que logra
todo lo que desea, aunque este logro se alcance sólo con la muerte. Cabe decir
que el hombre está en una búsqueda permanente del sentido de su existencia, la
cual en muchas oportunidades se ve fracturada por la cantidad de obstáculos que
se presentan en la vida diaria y que son producto de si mismo y la misma sociedad en que
habita, así se podría aseverar que, como establece Víctor Frankl:
"...el hombre no puede seguir siendo considerado como un ser cuya
preocupación básica es la de satisfacer impulsos y gratificar instintos, o bien
reconciliar al ello, al yo y al superyó; ni la realidad humana puede
comprenderse meramente como el resultado
de procesos condicionantes o de reflejos condicionados. En dicha dimensión, el hombre se revela como
un ente en busca de sentido; una búsqueda que, realizada en vano, es origen de
muchos males de nuestra época". (Frankl, 1984; p. 16)
Ahora, sólo faltaría responder a
la pregunta ¿por qué la sociedad actual es necrófila?; esto se vislumbra un
poco a través de la
Teoría Psicoanalítica Freudiana, aunque quedan algunas
lagunas que la Teoría Junguiana puede aclarar. El Psicoanálisis de Freud plantea que el hombre tiene una necesidad
irracional de satisfacer deseos y éstos a su vez son inconscientes; lo cual
limita su posible actividad social.
"En condiciones normales nada nos parece tan seguro y establecido
como la sensación de nuestra mismidad, de nuestro propio yo. Este yo se nos
presenta como algo independiente, unitario, bien demarcado frente a todo lo
demás. Sólo la investigación psicoanalítica, que por otra parte, aún tiene
mucho que decirnos sobre la relación entre el yo y el ello, nos ha enseñado que
esa apariencia es engañosa; que por el contrario, el yo
se continúa hacia adentro, sin límites precisos con una
entidad psíquica inconsciente que denominamos ello y a la cual viene a servir
como fachada". (Freud, 1987; p. 9)
En este continuo disfrazar el
ello, para construir nuestro Yo, corremos el peligro de perder nuestra propia
identidad, de esta manera se restringe nuestra necesidad de relacionarnos para
sentirnos individuos plenos. Aquí cabe preguntar: ¿por qué disfrazamos nuestro
ello con un yo mimético?, la respuesta podría ser que nuestras experiencias en
las relaciones interpersonales nos llevan a actuar de una manera que sea
aceptada por los demás; nos convertimos en aceptados o no aceptados contra
aceptantes, cabría mencionar aquí que la idea de juzgar lo bueno y lo malo
lleva al hombre a actuar de esa manera aparente que debe ser aceptada por la
sociedad; así se pueden tomar las palabras de Fritz Perls acerca de este punto:
"Pensar en términos de 'bueno' y 'malo', avalúo, ética, moral, o
como quiera que se llame a estas evaluaciones, desempeña un papel importante en
la mente humana y no se explica ni por el fenómeno fondo-figura ni por el
holismo, aunque existe cierta relación entre 'sentir lo bueno o lo malo'…"
“En nombre del 'bien' y del 'mal' se lucha, la gente ha castigado o
educado, se han formado o roto amistades. Las obras dramáticas de ordinario
contienen una persona -el héroe- al que se pinta de blanco, con alas invisibles
y su contrapartida, el villano de negro, con cuernos. Cielo e infierno.
Elevados honores y prisión. Premios y castigos. Alabanza y condenación. Virtud
y vicio. Bien y mal... este 'bien y mal', como el interminable traqueteo de un
tren, nunca cesa de permear los pensamientos y acciones humanas"
(Perls, 1942; p. 66).
Esta manera de ver las cosas hace
del individuo un frustrado y lo desanima hacia su propio futuro. Las premisas mencionadas son bien explícitas
al intentar describir la base de los conflictos existenciales del hombre; éste
ha sido descrito a través de la teoría psicoanalítica como dependiente de los
procesos del inconsciente; por ello se han utilizado las ideas de Perls
-discípulo de Freud y fundador de la Terapia Gestáltica-;
sin embargo es Carl Jung; quien, con su Psicología Analítica, desde mi punto de vista, especifica lo que he denominado la contra humanización del hombre en la sociedad actual.
Jung a pesar de ser discípulo de
Freud -en un tiempo considerado como su heredero en el trono del psicoanálisis-
tiene diferencias fundamentales con su maestro; éstas se refieren "al
rechazo de Jung de la sexualidad como el principal determinante de la conducta,
su convicción de que la vida está dirigida, en su mayor parte, por las metas
positivas y los objetivos que cada uno se establece y no sólo por factores
intelectuales reprimidos y su énfasis en el crecimiento y el cambio a lo largo
de la vida, en contraste con la creencia de Freud de que la personalidad
quedaba inalterablemente establecida ya en la infancia" (Papalia y Wendkos,
1990; p. 516).
Las raíces junguianas,
además de alimentarse con la savia freudiana; también tiene sus bases en
Keyserling, Dilthey y en la figura universal de Goethe; así entonces concluye
con la negación de la libido sexualis de Freud auspiciando su libido nutritiva
como la energía activadora de todos los procesos mentales.
"Esta concepción implica un cambio radical de actitud frente a la
neurosis y frente al objeto de estudio más importante de las psicologías del
inconsciente: los sueños... Los sueños vuelven a ser mensajeros de lo
trascendente, dotados a veces de poder profético... La neurosis, que para el psicoanálisis
y la psicología individual era,
respectivamente, sexualidad y voluntad de potencia reprimida, no deja de ser todo
esto, pero se convierte también en 'religiosidad reprimida'" (Jung,
1955; pp. 23-24).
Estos pensamientos los extraje de
una publicación mía de hace varios años: La
Humanización del Hombre; los mismos, siento hoy, están aún vigentes; quizás más
que nunca. Por esta razón, mi mirada de los fenómenos humanos posee un giro
posmoderno más estético y erótico (siendo Eros significación de Amor) que ético
(siendo ético concordante al juicio o peor al prejuicio). La Amistad para mi, es
Amor sin prejuicio. Es aceptar al Otro en mí y en mis amigos y seres queridos,
como Legítimo Otro, desde una perspectiva existencialista.
Por eso, prefiero observar
a los otros como bellos-armoniosos o en desarmonía y no como buenos o malos. ¿En armonía con qué o con quién? Con ellos mismos, conmigo y con el Universo;
manifestando su integración, su religiosidad, la cual para mi proviene del término re-ligare, continua, periódica, fluyente y navegante
conexión consigo mismo y su entorno. Las teorías actuales de la Física Cuántica, Neurociencia, el Condicionamiento Neuro-asociativo de Tony Robbins y @AdrianCottin tienen mucho que aportar al respecto.
"El que mira hacia afuera sueña, el que mira hacia adentro
despierta" Carl Gustav Jung. Esto es la base de la biofilia, depende
de cada uno de nosotros y de todos juntos en armonía, percatarnos y mantener en
equilibrio dinámico nuestra proporción áurea, para llegar a ser felices en este
planeta azul, llamado Tierra.
¡Ama a tus Amigos y Seres Queridos como a ti mismo!!! ¡Tú decides!!! ¡Tú estás en control!!!
¡Hasta pronto mis
queridos lectores!!!
Mylene Rivas